Hoy 30 de septiembre, cumpliendo con
el calendario previsto a pesar de la situación y de las múltiples
contrariedades sufridas, ponemos en circulación en su versión definitiva el número 64 de RED, dedicado a las teorías instruccionales y a las
teorías del aprendizaje en la educación digital.
El concepto de teoría no está muy
bien tratado en nuestra cultura, hace referencia o es entendido como
algo lejano a la realidad, o en el mejor de los casos como un saber
exegético, desprovisto así de una base real, de una base empírica. Por
eso quizá a muchos suene este titulo o estos contenidos a algo alejado
de la emergencia en la que nos encontramos. Nada más lejos de la
realidad. Como en alguna ocasión
hemos expuesto, la teoría, incluso
si es descriptiva, lo cual no es lo más deseable, entendida en sentido
cientifico, y en un contexto investigativo, es un instrumento
inmejorable de intervenir en la realidad, como así se ha puesto de
manifiesto en este número en varios de sus artículos en relación con el
COVID, y en el próximo número más, donde un artículo teórico ha derivado
en un principio operativo para la organización de la clase, del grupo
de clase, en la pandemia. La teoría es una sistematización de la
investigación y de los resultados empiricos obtenidos por la
investigación, sin ellos no existe. Lo hace buscando regularidades y
contraejemplos. Estableciendo principios operativos en contextos y
escenarios múltiples y deshaciendo mitos.
Por todo ello, por trabajar en estas
duras condiciones, vaya la mas sincera felicitación y agradecimiento a
todos los que han participado por parte y en nombre del director
científico, Francisco del Cerro y en el mío propio, también en el del
resto de componentes de los comités y servicios de la revista. Y
particularmente al Dr. Richard West que ha hecho una ingente labor de
edición. Y, cómo no, a Charles Reigeluth que ha sido el impulsor en todo
momento y el inspirador al principio de la idea. No es fácil encontrar
todos los días el apoyo de una celebridad, como sin duda los es el Dr.
Reigeluth, en una tarea como ésta para un público aparentemente distante
geográfica y culturalmente, pero que como los hechos demuestran no es
así, la ciencia va más allá de esas relativas diferencias.
Y por último, pero no menos
importante, vaya también nuestro agradecimiento a la Brigham Young
University, de donde han salido buena parte de los investigadores e
investigaciones que nutren este trabajo que hoy tienen ustedes en sus
manos.
Gracias pues a todos, a autores,
revisores, maquetadores, coordinador de edición, editores de sección y
del número especial y a los servicios de publicaciones de la Universidad
de Murcia, técnicos y gestores.
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